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Principales afecciones visuales en la infancia

Infancia Oftalmedic Salva

Infancia

En el caso de los niños, es aconsejable realizar una primera revisión oftalmológica completa a partir de los 3-4 años para detectar o descartar cualquier alteración visual todavía latente y repetirla cada año.

Si se tienen antecedentes familiares o existe algún síntoma previo, se recomienda acudir al oftalmólogo antes de esta edad.

ASTIGMATISMO

El astigmatismo es un defecto de la refracción que provoca una visión borrosa y distorsionada, tanto en la visión cercana como en la lejana, y que se manifiesta cuando las imágenes se enfocan en varios puntos de la retina. Por el contrario, en los ojos emétropes (sin graduación), las imágenes se enfocan en un único punto de la retina.

Las personas que padecen astigmatismo se caracterizan por alteraciones en su curvatura corneal, es decir, su córnea presenta una curvatura irregular, en lugar de ser simétrica.

Esta anomalía visual no siempre se presenta de forma aislada, ya que en muchas ocasiones va asociada a la miopía o hipermetropía.

Al igual que la miopía y la hipermetropía, el astigmatismo puede estar determinado genéticamente. También es posible que se presente tras un traumatismo, lesión o enfermedad, o como secuela de una operación ocular.

El astigmatismo es el tercer problema visual más común entre los españoles (por detrás de la miopía y la presbicia o vista cansada), puesto que más de una cuarta parte de la población lo padece.

El principal síntoma del astigmatismo es una visión borrosa y distorsionada de los objetos cercanos y lejanos, así como la dificultad de percibir pequeños detalles a todas las distancias.

Cuando el astigmatismo aparece asociado a la hipermetropía, es habitual que el paciente presente síntomas como fatiga visual, enrojecimiento, picor y escozor de ojos, mareos o dolor de cabeza ocasional, debido al sobreesfuerzo que realiza el ojo para enfocar las imágenes.

Los síntomas que el paciente puede percibir son diferentes según su edad, tipo de astigmatismo o graduación. Sin embargo, en los casos leves es posible no detectar ninguna señal de astigmatismo.

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Catarata congénita (de nacimiento)

La catarata congénita es aquella que padece el niño en el momento de su nacimiento, la cual puede dificultar o comprometer seriamente su visión en función del grado de opacidad que presente su cristalino.

Habitualmente, el envejecimiento es la principal causa de la formación de la catarata ya que, con los años, el cristalino se vuelve opaco. Sin embargo, es posible que un niño presente también esta patología al nacer.

A diferencia de los adultos, este tipo de catarata no se diagnostica por alteraciones en la visión, sino que se evidencia mediante una mancha visible en la pupila de color blanquecino o grisáceo. Otros síntomas de la catarata congénita que pueden apreciarse en el niño a consecuencia de su mala visión son el movimiento involuntario y rápido de sus ojos (nistagmus) o la desviación ocular (estrabismo).

Cuando se trata de una catarata congénita leve, puede que estos síntomas no se manifiesten con la suficiente claridad. De ahí la importancia de someter al niño a una primera exploración oftalmológica tras nacer para poder descartarla, al igual que otras anomalías congénitas de la visión.

Su presencia (en uno o en los dos ojos) es una situación poco frecuente que se asocia habitualmente a factores hereditarios, aunque pueden existir otras causas como patologías oculares asociadas o condicionantes genéticos.

OFTALMOLOGÍA PEDIÁTRICATRATAMIENTO DE CATARATAS

Conjuntivitis

La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, una membrana transparente que recubre la esclera (parte blanca del ojo) y que contiene pequeños vasos sanguíneos. Cuando estos vasos se inflaman, el ojo adquiere un aspecto enrojecido. Puede aparecer en adultos y en niños y suele evolucionar favorablemente, a menos que no se trate de la forma adecuada.

La causa de la conjuntivitis puede ser una infección bacteriana o vírica, una reacción alérgica por exposición a un agente (alérgenos) que induce hipersensibilidad en algunas personas o, también, una irritación del borde del párpado (blefaritis) a consecuencia del uso de cosméticos o del contacto con sustancias irritantes del ambiente. Cada una de estas causas da lugar a diferentes tipos de conjuntivitis: conjuntivitis infecciosa, conjuntivitis alérgica, conjuntivitis irritativa.

Los síntomas de la conjuntivitis son muy visibles y característicos, como el enrojecimiento ocular, picor (predomina en la conjuntivitis alérgica), lagrimeo, secreciones y párpados pegados (especialmente en la conjuntivitis bacteriana). En menor medida, cuando la conjuntivitis cursa con complicaciones, puede producir sensación de cuerpo extraño dentro del ojo, mayor sensibilidad a la luz y una inflamación significativa de los párpados.

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DALTONISMO

Se trata de un trastorno de la visión cromática que se transmite genéticamente (está vinculada al cromosoma X) y que consiste en la dificultad para distinguir ciertos colores. Esta disfunción está asociada a los conos, un tipo de célula fotorreceptora del ojo humano, responsables de detectar el color, y que se encuentran en la capa más superficial de la retina.

El daltonismo tiene mayor predominancia en el sexo masculino (8% en niños y 0,5% en niñas). La forma clásica de daltonismo es la alteración entre el rojo y el verde, aunque existen diferentes grados de daltonismo. El daltonismo no tiene tratamiento, pero es importante su detección en el caso de los niños, ya que puede influir en su desarrollo personal, así como en su proceso de aprendizaje.

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ESTRABISMO

Es un defecto visual que consiste en la desviación de uno o ambos ojos en alguna de las posiciones de la mirada, a consecuencia de la falta de coordinación entre los músculos oculares. Esto provoca la pérdida del paralelismo entre ambos ojos y una visión binocular incorrecta, quedando afectada la capacidad de ver en relieve, calcular distancias y ver en 3D.

Pueden aparecer pequeñas desviaciones intermitentes antes de los 6 meses, sin que estén asociadas necesariamente a ningún problema. Este estrabismo funcional de los recién nacidos se conoce como estrabismo congénito. No obstante, se debe visitar al oftalmólogo cuando se trata de una desviación permanente. Hay que tener en cuenta que, si el estrabismo no se corrige de forma temprana, es decir, antes de los 7-8 años aproximadamente, la disminución de la visión en el ojo desviado puede llegar a ser permanente e irreversible.

La ambliopía u ojo vago es la consecuencia más grave del estrabismo y la causa más frecuente de pérdida visual unilateral (visión en un solo ojo) en niños y jóvenes. El niño que padece ojo vago utiliza un ojo menos que el otro, el cual se va volviendo «vago».

Los estrabismos se pueden clasificar atendiendo a diferentes criterios como la dirección de la desviación (convergente, divergente y vertical), la persistencia en el tiempo (temporal y permanente) y la dominancia o no de un ojo. En este caso, el estrabismo puede presentarse de forma alternante, es decir, unas veces el niño mira con un ojo (ojo dominante) y desvía el otro, y otras, lo hace a la inversa. El ojo dominante puede alternarse o ser siempre el mismo.

El origen del estrabismo está relacionado principalmente con alteraciones en el funcionamiento de los músculos oculares, diferencias de visión entre ambos ojos debido a defectos refractivos asociados y traumatismos que ejercen presión sobre el ojo.

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GLAUCOMA CONGÉNITO (DE NACIMIENTO)

El glaucoma congénito es una forma de glaucoma exclusiva de la infancia. Esta enfermedad de nacimiento provoca un daño progresivo en el nervio óptico, que es el responsable de transmitir la información desde el ojo hasta el cerebro. Como consecuencia de este daño, se produce una pérdida de visión más leve o más severa, dependiendo de su grado de degeneración.

El principal factor de riesgo de desarrollo de glaucoma es la presión intraocular elevada. Este aumento en la presión intraocular (PIO) se produce por un desequilibrio entre la producción y eliminación del humor acuoso (fluido incoloro que oxigena y nutre las estructuras oculares), que afecta al correcto funcionamiento del ojo.

El glaucoma congénito suele manifestarse en los tres primeros años de vida, aunque es poco frecuente ya que afecta a 1 de cada 30.000 recién nacidos. Los síntomas típicos que deben observar los padres en el niño son que le molesta la luz (fotofobia), le lloran los ojos y que acostumbra a tenerlos cerrados.

Conforme la enfermedad va evolucionando, el aspecto normal de los ojos se modifica al producirse una pérdida de transparencia de la córnea y un aumento desproporcionado del tamaño del ojo por la distensión en los tejidos.

Para confirmar el diagnóstico, el oftalmólogo deberá someter al niño afectado a un examen en profundidad.

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HIPERMETROPÍA

La hipermetropía es un defecto de la refracción que provoca una visión borrosa e incómoda de objetos próximos (y, en ocasiones, también de lejanos). Al contrario de la miopía, las imágenes se enfocan por detrás de la retina y no, directamente sobre ella.

Las personas que padecen hipermetropía se caracterizan por alteraciones en las diferentes estructuras del ojo como su curvatura corneal, la potencia óptica de su cristalino (escasa potencia) o el tamaño de su globo ocular (longitud menor de lo normal). 

Al igual que la miopía, la hipermetropía tiene un importante componente hereditario. 

El principal síntoma de la hipermetropía es una mala visión de cerca. Si la hipermetropía es baja, el paciente verá bien de lejos, aunque su esfuerzo de enfoque o acomodación será mayor. Esto puede provocar otros síntomas como dolor de cabeza y fatiga visual.

En muchos casos, no se notan sus efectos hasta que, a partir de los 40 años, la capacidad de acomodación se va reduciendo.

MÁS SOBRE HIPERMETROPÍA

MIOPÍA

La miopía es un defecto de la refracción que se manifiesta cuando los objetos lejanos se proyectan en un punto por delante de la retina, en lugar de hacerlo sobre ella. Como consecuencia, se produce una percepción distorsionada de la imagen y, por tanto, la visión resulta borrosa y poco definida.

Las personas que padecen miopía se caracterizan por alteraciones en las diferentes estructuras del ojo como su curvatura corneal, la potencia óptica de su cristalino (excesiva potencia) o el tamaño de su globo ocular (excesiva longitud).

La miopía es el defecto visual más común entre las personas menores de 45 años y puede presentarse asociada a otros defectos refractivos, como el astigmatismo (astigmatismo miópico) y la presbicia o vista cansada.

El principal síntoma del paciente con miopía es que tiene una mala visión de lejos y, sin embargo, una óptima visión de cerca. Otros síntomas que puede sufrir son fatiga visual, dolor de cabeza, dificultad para concentrarse, sequedad/picor permanente de los ojos, etc.

Los síntomas de la miopía pueden presentarse desde edades tempranas. Por ello, es aconsejable realizar una revisión oftalmológica completa a partir de los 3-4 años para detectar o descartar cualquier alteración visual todavía latente. Si se tienen antecedentes familiares o existe algún síntoma previo, se recomienda realizar dicha revisión antes de esta edad.

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OJO VAGO O AMBLIOPÍA

El ojo vago o ambliopía se produce cuando uno de los dos ojos se utiliza menos que el otro, debido a que el paciente padece estrabismo o tiene una gran diferencia de graduación entre ambos ojos, de modo que uno de los dos funciona como ojo dominante.

La ambliopía se manifiesta durante la edad infantil en un solo ojo (aunque puede afectar a los dos) por la falta de estimulación visual adecuada durante el periodo crítico del desarrollo visual. Esta enfermedad afecta aproximadamente al 5% de los niños.

El ojo vago es una patología que conviene detectar y tratar en el momento correcto (antes de los 7-8 años) para obtener un mejor pronóstico de recuperación visual. De hecho, los pacientes tratados de ambliopía suelen recuperar la visión totalmente y desarrollan su vida con normalidad.

Por el contrario, si este problema no se detecta a tiempo, es posible que se prolongue durante la edad adulta sin que haya posibilidad de corregir la visión del ojo que no se utiliza. Esto puede comportar una pérdida de agudeza visual permanente e irreversible.

Algunos de los síntomas de los niños que padecen ojo vago que deben alertar a padres y educadores son torcer la cabeza, parpadeo constante, guiño ocular, visión borrosa, visión doble, acercarse a los objetos, enrojecimiento ocular, entre otros.

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PTOSIS PALPEBRAL INFANTIL

La ptosis palpebral es la caída del párpado superior que cubre parcial o totalmente el ojo. Esta alteración de su posición normal puede afectar el campo visual, llegando a interferir seriamente en la visión del paciente. Cuando se produce antes de los 8 años se llama ptosis palpebral infantil.

Este tipo de malposición palpebral en los niños se presenta desde el nacimiento, debido a que suele ser de origen congénito y, habitualmente, se relaciona con un mal desarrollo del músculo que se encarga de elevar el párpado. Por el contrario, en los adultos suele ser adquirida por múltiples causas (edad, traumatismos, problemas funcionales del músculo, etc.).

Existen señales inequívocas en niños que padecen ptosis palpebral como inclinar la cabeza hacia atrás para ver mejor o, incluso, levantar el párpado con sus dedos. En general, se observa una dificultad para que mantengan los ojos abiertos cuando realizan actividades cotidianas como leer, escribir, dibujar, etc.

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